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martes, junio 14, 2011

Libro: El sueño del neandertal

Título: El sueño del neandertal. Por qué se extinguieron los neandertales y nosotros no.
Autor: Clive Finlayson
Editorial: Crítica




La razón por la que este libro acabó en mis manos es múltiple. Por un lado, desde hace al menos una década tengo gran interés en la evolución y la antropología, y desde que leí Homínidos y sus continuaciones, y posteriormente aprendí algo sobre los últimos descubrimientos en Atapuerca (Excálibur, la sima de los huesos...), tengo algo más de interés en los neandertales en particular.

Por otro lado y con mucho más peso, tengo la sensación de que existen semejanzas y relaciones importantes entre la Evolución (con mayúsculas) y el desarrollo de software... pero también con el mundo empresarial. Pero ese es tema para otro post. Sigamos con el libro.

Finlayson, tras sus excavaciones en Gibraltar, en la cueva de Gorham, y después de haber recopilado y analizado exhaustivamente datos de toda la península Ibérica, expone en este libro razones suficientes para mantener una tesis sobre la extinción de nuestros ancestros: neandertales, homo erectus, heidelbergensis...

Según su exposición la clave se haya en el clima, y de manera muy convincente expone la historia pormenorizada pero detallada de como los cambios geológicos y climáticos a escalas de miles de años presionaron a los humanos (considerando a nuestros ancestros como tales) para evolucionar, especializarse, y extinguirse cuando su hábitat dejó de existir. Habla de como el clima fue dando forma y podando poco a poco, nuestro árbol evolutivo.

Este libro propone que nuestros ancestros no eran menos inteligentes que nosotros, o al menos no tanto como para justificar su extinción. También trata de combatir la idea de que Homo Sapiens exterminase a sus ancestros, señalando numerosos datos en contra de esa teoría colonialista. Nos cuenta como vivían, qué comían, y como trataban de adaptarse cada uno de nuestros parientes a un mundo de clima, fauna y vegetación cambiantes. Y finalmente nos recuerda que el periodo climático en el que estamos, al que nos hemos adaptado, no es la norma, sino una excepción, y que no puede durar para siempre. 

Yo diría que si te gusta seguir la pista al estado del arte en antropología y saber algo más de cómo demonios hemos llegado hasta aquí, y qué podemos esperar del futuro, entonces este es tu libro.

Pero también quiero recordar que la principal idea con la que cogí este libro, fue la buscar similitudes entre la crisis actual, y la crisis que extinguió a nuestros parientes, para tratar de obtener alguna ideas de como sobrevivir a un hábitat económico y laboral cambiante, y creo que ese objetivo también se ha cumplido admirablemente. 

A continuación, algunos fragmentos de libro (particularmente el epílogo), por si alguien quiere picarse antes de leerlo.


Es con los agricultores donde vemos el gran cambio en densidad de población y en estructura social. Al ocurrir como lo hizo, después de que el clima se estabilizara, la expansión demográfica y geográfica de los agricultores tuvo mucho más que ver con la nueva tecnología que con un cambio en el ambiente. Señaló el inicio de la ilusión del progreso hacia un mundo de crecimiento insostenible, un sueño que hoy se ha transformado en pesadilla, al tiempo que seguimos postergando la solución mientras el estado actual y el futuro de nuestro planeta pende de la balanza como resultado de nuestra voracidad. ¿Cómo pudimos haber llegado a un estado de cosas tan malsano? La respuesta reside en la manera como hemos llegado hasta el presente, no como superestrellas de la evolución, sino como plagas que invadieron todos los rincones y rendijas posibles.

[...]
Nacimos de los pobres y débiles que tenían que gastar cada gramo de energía buscando las sobras que los mantuvieran vivos.

[...]

Estos supersupervivientes podían resolver mejor el riesgo de un suministro impredecible de comida o agua que cualesquiera otros de su especie, de modo que cuando el clima cambió e hizo que todas las cosas empeoraran, fueron ellos y sus descendientes los que salieron mejor parados. La forma más temprana de gestión del riesgo parece haber implicado vivir en el borde de dos o más hábitats o de un mosaico de hábitats. Una vez lejos de la zona de confort del bosque, estos innovadores funcionaban mejor si permanecían en lugares en los que había varios tipos de hábitats cerca, y ello les permitía explorar una variedad más amplia de alimentos que si hubieran vivido en un único hábitat [como los especialistas adaptados a un solo hábitat].
[...]
Parece que la conciencia del yo sería una consecuencia natural de la conciencia de los objetos en el espacio y en el tiempo, incluyendo a otros miembros de la propia especie. Una vez adquirida [...] como efecto secundario de desarrollar un efecto grande y complejo, la conciencia de uno mismos se añadió a nuestros sistemas complejos e intrincados de transferencia de información y de comunicación. Produjo un animal capaz de situarse en el espacio y el tiempo, un animal que se hizo consciente de las consecuencias de su propio comportamiento y mortalidad. [...] Pero al mismo tiempo, permitió comportamientos maquiavélicos conscientes y manipulación.

[...]

La cultura y la tecnología nos ofrecieron la gran oportunidad de reaccionar al cambio climático y ambiental mucho más rápidamente de lo que podían hacer nuestros genes. Cambiamos de rumbo, modificamos y cambiamos el ambiente y nuestros alimentos, nos hicimos cada vez más independientes de dicho ambiente y produjimos cada vez más descendientes. Durante un tiempo funcionó: el mundo era tan grande y nosotros éramos tan pocos que caímos bajo el hechizo de nuestros propios logros. Todo parecía sostenible (los recursos disponibles no tenían fin) y seguimos adelante. Pero a las escalas de tiempo que nos interesan, 10.000 años es una simple gota en el océano. A medida que la población del planeta ha aumentado, nos hemos dado cuenta de forma creciente de que este proyecto concreto sólo es sostenible a estas escalas de tiempo cortas, y que un día todo se vendrá abajo. Hemos visto colapsos espectaculares de civilizaciones aparentemente inexpugnables en la historia registrada, pero nada comparable a lo que nos espera. Y cuando todo se venga abajo, ¿quién sobrevivirá? En nuestro relato hay suficientes indicaciones para sugerir que no seremos aquellos de nosotros que vivimos en la zona de confort [primer mundo], los esclavos autodomesticados de la electricidad, los automóviles y el ciberespacio, que no duraremos más que unos pocos días sin la tecnología de soporte.
[...]

Los innovadores ganarán una vez más cuando la perturbación rápida y poderosa que será el colapso económico y social, generado por los conservadores mismos, señale irónicamente su propia ruina. Y la evolución dará otro paso en alguna dirección todavía desconocida.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Lo leere.
Me apasiona la palentropologia!

Unknown dijo...

Lo leere.
Me apasiona la paleoantropologia,

Anónimo dijo...

el estado del arte (¿?!!!) eso es como del inglés state of the art (¿?) me parto