Libro: El hombre anumérico
Autor: John Allen Paulos
Editorial: Tusquets
Reconozco que este es un libro algo añejo, y que no recuerdo por qué me lo apunté en la lista de libros para leer que mantengo en mi fiel Palm TX, pero si se que es un libro absolutamente recomendable para todos los públicos, o al menos para todo público interesado en que no se le time desde organismos públicos y mass media, interesado en conocer la utilidad real de las matemáticas en el día a día y en particular en reconocer la brutal importancia del estudio y comprensión de la estadística para cualquier ciudadano del primer mundo que se precie.
El libro en si es un ligero y ameno ensayo del autor, donde se usan las matemáticas justitas para acompañar al texto, y que aun así son (según el mismo autor) prescindibles. En realidad, cualquier persona con un conocimiento mínimo de estadística (media, moda, cuartiles, regresiones, errores comunes de análisis, muestra, correlación…) y dos dedos de frente, debería (en mi opinión) encontrar el libro muy flojo, sin embargo el interés que le encuentro yo, es que a pesar de tener ya unos cuantos años y también gracias a eso, se aprecia que las tesis del autor son completa y descorazonadoramente correctas. Las críticas y ejemplos que aporta Paulos en los noventa, hace casi veinte años, son las mimas críticas que podemos realizar hoy y los ejemplos son esencialmente válidos, lo que resulta realmente triste.
Este libro demuestra lo indefensos que hemos estado y seguimos estando como sociedad frente a las manipulaciones interesadas de políticos y otras alimañaza sociales, lo mucho que nos cuesta razonar correctamente y lo bien que se nos da cometer errores en cuanto vemos un número. A la mitad del libro empiezas a pensar que los periodistas deberían tener prohibido por ley mencionar cifras o incluso adverbios de cantidad, porque invariablemente cometen errores o lo hacen con fin de manipular. Y al llegar al final, tienes claro que la estadística debería ser una asignatura específica y obligatoria en la educación básica de cualquier país civilizado.
En resumen y para no alargarme, este libro debería ser obligatorio, con especial énfasis en las carreras de letras, de donde sale tanto político y sociólogo (si, este libro los menciona para mal). Y cualquier persona con formación en estadística debería leerlo si la tiene algo olvidada, particularmente dada la situación política y económica actual, donde demasiados grupos de presión sueltan mentiras estadísticas para lograr sus intereses ideológicos o económicos.
Un par de extractos del libro que pueden ser de interés aun fuera de contexto:
Otro ejemplo lo tenemos en el torrente de artículos publicados hace pocos años acerca de la pretendida relación entre el suicidio de adolescentes y el juego de Dungeons and Dragons. La idea consistía en que los adolescentes se obsesionaban con el juego, y de un modo u otro perdían el contacto con la realidad, y acababan por suicidarse. La prueba que se presentaba era que veintiocho adolescentes que solían jugar a menudo a ese juego se habían suicidado. El dato estadístico parece bastante impresionante, pero sólo hasta que se tienen en cuenta otros dos hechos. En primer lugar, se vendieron millones de ejemplares del juego y se estima que jugaron a él unos tres millones de adolescentes. Y en segundo lugar, la tasa anual de suicidio para este grupo de edad es aproximadamente de 12 por cada 100.000. Los dos hechos juntos sugieren que el número esperado de adolescentes que jugaban al Dungeons and Dragons y podían suicidarse era ¡aproximadamente 360 (12 x 30)! No pretendo negar que el juego pudiera ser un factor influyente en alguno de esos suicidios, sino sólo dejar las cosas en su justa perspectiva.
En vista de la proporción de mujeres en el tercer ciclo de una gran universidad, algunas [de estas mujeres] plantearon un litigio reclamando que habían recibido un trato discriminatorio por parte de la universidad. Cuando los administradores intentaron determinar qué departamentos eran los más culpables, encontraron que en todos ellos el porcentaje de admitidas entre las aspirantes femeninas era mayor que el de admitidos entre los aspirantes masculinos. Sin embargo, las mujeres se presentaban en cantidades desproporcionadamente grandes a departamentos como literatura y psicología, que sólo admitían un reducido porcentaje de los candidatos, mientras que los hombres se presentaban en gran número a departamentos como matemáticas e ingeniería, que admitían un porcentaje de candidatos mucho mayor. El patrón de admisión de los hombres era semejante al patrón de bateo de Gehrig [en referencia a un ejemplo anterior que ilustra que no se deben sacar promedios de promedios]... que salió a batear más a menudo en la segunda mitad de la temporada, en la que acertar resultó más fácil.
2 comentarios:
Hay una charla del TED sobre la necesidad de estudiar estadística en la enseñanza primaria y secundaria, al ser esta más útil y necesaria en la vida diaria.
Gracias Anónimo. Las charlas del TED son una pasada, es una lástima que no se puedan descargar con subtítulos (inglés o español) porque llegarían a muchas más personas.
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