La primera cámara digital que adquirí (regalada por un familiar yanki) fue una Olympus no_recuerdo_el_modelo, que me sirvió como cámara de batalla hasta que la acabé perdiendo hace algún tiempo. Bastante malilla y con un problema (probablemente el CCD) que le hacía sacar las fotos con una mancha rosa en una esquina, hizo un trabajo decente hasta su completo abandono por otras cámaras.
Tras esa cámara vinieron otras digitales como la
Cibershot P5 (X), mi actual
Pentax Optio S50 y la Cybershot-móvil que es mi actual teléfono
Sony-Ericsson K800i.
El caso es que ahora, bastantes años después de pasarme a la fotografía digital y debido a ciertas necesidades de calidad y fidelidad, voy a volver al menos temporalmente a la fotografía analógica con la antigua cámara de mi padre, una Olympus de los años setenta: la
Olympus OM-1.
Con 5
objetivos diferentes que cubren una amplia gama de necesidades: 28mm, 50mm, 135mm, etc. esta cámara con operativa completamente mecánica y manual, es capaz de dar una calidad y prestaciones todavía no igualadas en las digitales y me permite variar los objetivos para conseguir diversos efectos o fidelidad en la imagen sin gastarme un duro a parte del carrete y su revelado que ascienden a 20€ en total. Algo importante teniendo en cuenta lo que cuestan los objetivos de cámara decentes.


Lo más curioso del tema es volver a tomarme el tema de hacer fotos al viejo estilo y de manera semiprofesional en contraste con la manera digital y casual de hacerlas, algo que podría resumirse grosso modo tal que así:
Semiprofesional analógica: Seleccionar el carrete de sensibilidad adecuada según la luz que esperes tener al hacer las fotos. Poner los objetivos adecuados para cada foto (gran angular, 50 mm…) según el efecto o campo que desees obtener. Quitar protector del objetivo y pasar carrete. Ajustar la velocidad de obturación y la apertura del diafragma hasta que el fotómetro indique que la foto no va a salir en negro o quemada. Enfocar manualmente a la distancia que queramos fotografiar. Disparar.
Para nota: Una vez que se han obtenido las imágenes con la cámara digital ya solo nos quedan un par de pasos para obtener un resultado publicable y de calidad: el escaneo de los negativos (o transparencias) a alta resolución (ver muestra) y su tratamiento con alguna herramienta como Photoshop o
Pain.NET para ecualizar los colores, brillo y contraste.
Compacta digital: Pulsar encendido, apuntar, pulsar ligeramente el botón de enfoque para que se autoenfoque. Disparar. Después solo habría que enchufar la tarjeta al ordenador y copiar donde queramos las imágenes, aunque en mi K800i, ni siquiera es necesario por su integración con los blogs, que permite subirlas desde cualquier lugar.
Como detalle decepcionante que he notado en las primeras pruebas está el hecho de que una mala película fotográfica como las
Fuji de 400 ASA típicas nos dará como resultado imágenes con mucho ruido y un grano enorme, así que hay que buscar algo
más profesional como los carretes de
Fuji Velvia.
En resumen, a aquellos que dispongan de una cámara analógica con objetivos decentes no puedo sino recomendarles que las recuperen para hacer fotos de verdad, ya que gracias a los
escáneres de negativos, un poco de edición fotográfica digital, y los servicios de impresión y envío a domicilio como
SnapFish (lo he probado y lo recomiendo), podemos hacernos nuestros propios pósteres o cuadros personalizados de gran calidad sin tener que dejarnos un pastón en una cámara digital profesional.
O si estás pensando en comprar una digital profesional, quizá te interese saber que probablemente puedes reutilizar tus viejos objetivos con los cuerpos de las nuevas cámaras digitales mediante un
adaptador adecuado.
Eso sí, si lo que tienes en casa es demasiado antiguo, como esta
Certix de fuelle que tengo por casa, quizá no te sea nada útil intentar reaprovechar nada.

