Islandia es todavía un paraíso natural, un parque protegido por los elementos, la situación geográfica y la historia que abarca más allá de la extensión de la propia isla y se extiende por el atlántico norte, el antiguo mar hiperbóreo, cuyo nombre evoca la literatura fantástica de Lovecraft tanto como la propia orografía y soledad islandesas.
El agua es una constante por doquier y corre por doquier vía manantiales, cascadas, arroyos, ríos, lagos y fiordos a la vez que desgasta la roca y hierve o se congela en las pozas, fumarolas y glaciares que yacen a lo largo y ancho de la isla.
Habiendo estado allí resulta fácil imaginar el por que una parte importante de los islandeses profesan aún la religión de los Aesir de sus antepasados y crean en seres mágicos como los elfos o los trols.
Ciertamente es un destino impresionante lejos de los circuitos habituales, obligado para cualquier amante de la naturaleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario